El Real Madrid se encuentra inmerso en una etapa de juego y resultados que ha infundido un sentimiento de preocupación generalizado entre la afición. El conjunto blanco ha encadenado dos derrotas consecutivas ante rivales de menor entidad, siendo el tropiezo ante el Shakhtar Donetsk, por lo sonrojante de la primera parte madridista, el detonante de una crítica cada vez más abundante hacia Zinedine Zidane, después de varias decisiones que no han ayudado a la supervivencia del equipo.
Zidane cada vez despierta más dudas en la entidad, y esto son palabras mayores teniendo en cuenta el pasado, todavía reciente, del técnico francés. Las tres Champions consecutivas aún se recuerdan en la cúpula, pero las ‘zidanadas’ ejercen de contrapeso en una balanza que cada vez tira más hacia la rigurosa actualidad, donde la pésima imagen del equipo en partidos como los del Cádiz o el Shakhtar pesa mucho en lo negativo.
El puesto de Zidane no peligra al más corto plazo, pero los compromisos que vienen por delante le pondrán a prueba para considerar una potencial destitución. En el escenario actual, Zizou sigue rozando la denominación de intocable, pero sendos pinchazos ante el Barcelona en el Clásico y frente al Borussia Monchengladbach en el próximo compromiso de Champions League dejarían al galo cerca del adiós a su segunda etapa como entrenador del Real Madrid.
Zidane ganó la última Liga, pero el juego del equipo no terminó de convencer a la directiva, donde las zidanadas, esas decisiones de complicada explicación del técnico, han ido ganando peso en lo negativo. No se comprende una rotación tan desmesurada en los onces, teniendo en cuenta los activos con los que cuenta este Real Madrid en su segunda unidad, como tampoco los constantes de sistema o algunas decisiones en la dirección de campo durante los partidos.
Crisis o redención
El fútbol cambia rápido, y las sensaciones del club con Zidane cada vez se acercan más a la ruptura con las altas esferas del Real. No hay dudas de la condición de figura histórica del francés, así como tampoco de su capacidad para gestionar los egos de la plantilla, pero en una etapa con ciertos aromas a reconstrucción existen serias dudas de que Zizou sea la persona adecuada para liderar el proyecto.
Sin embargo, Zidane se ha desmarcado en más de una ocasión como un entrenador de grandes partidos, y al igual que dos derrotas en el Clásico y en la Champions podrían dejarle muy tocado, también le dan la oportunidad de resarcirse y volver a ganar crédito de cara a la directiva. El Camp Nou es uno de los escenarios en los que la pizarra de Zizou más ha ponderado de manera positiva y la predicción de una alineación conservadora y que opte por el control –con cuatro centrocampistas– le puede dar una vez más buen resultado en un choque ante el Barcelona que consolidará la posición del entrenador en un complicado entramado como el que representa en estos momentos el Real Madrid.